Para los conocedores de las ciencias técnicas, así como, para muchos no tanto conocedores, pero si ocupados de estos necesarios reclamos con gran incidencia en nuestra economía, siempre surge la interrogante,
“¿Cómo es posible ahorrar, sin un adecuado mantenimiento?
- ¿Cómo se puede hablar de ahorro material, si quien usa estos recursos no está organizado, no se planifica y no controla su consumo?
- ¿Cómo se puede hablar de ahorro de materias primas y materiales, si los equipos donde esta se convierte no trabajan correcta y eficientemente?
- ¿Cómo se puede hablar de ahorro de agua si esta se pierde por salideros, no se recupera aquella que es químicamente tratada y no existe control del consumo?
- ¿Cómo se puede hablar de ahorro de combustibles fósiles y sus derivados si estos se fugan por salideros, si los equipos y sistemas en donde se usan no trabajan eficientemente y no hay un adecuado control de estos consumos?
- ¿Cómo se puede hablar de ahorro de energía eléctrica si no hay un efectivo acomodo de carga, una eficiente utilización de esta energía y un adecuado control del estado técnico de los equipos y de los locales donde se usan estos equipos que son altos consumidores?
A estas, y muchas mas interrogantes, le corresponde a “Mantenimiento” darle respuesta, para lo cual tiene que existir en la empresa industrial o de servicios, una “Función de Mantenimiento” en donde los procesos de Organización; de Planificación; de Ejecución y de Control tienen que estar presentes e implantados.
La vida actual y su desarrollo tecnológico imponen la necesidad de un mantenimiento organizado, eficiente y desarrollado a un grado máximo, que garantice los requerimientos para la producción material y los servicios que se prestan “con el máximo de ahorro de recursos” y que tanto la población como el país necesitan, esto nadie lo puede negar.
Crease o no, para algunos todavía, el mantenimiento consiste simplemente en reparar lo que se rompe producto de alguna avería, haya sido esta provocada o no por la intervención de las personas; otros en alguna medida incluyen el mantenimiento preventivo (MPP) como procedimiento para efectuar este; y solo unos pocos, los mas adelantados o mas desarrollados incluyen la vigilancia o monitoreo sistemático del estado de los equipos y de las instalaciones.
Ahora bien, hay aspectos del mantenimiento que rebasan y van mucho más allá que esta definición o concepción del mantenimiento.
lgunos especialistas y conocedores de la materia en el marco de la ONUDI (Organización de las Naciones Unidas para el desarrollo industrial) han definido el mantenimiento como la función de optimizar el rendimiento de una inversión en bienes de capital, procurando aumentar efectivamente la “disponibilidad de esos bienes aplicando métodos de conservación adecuados a un costo total mínimo”.
Ellos piensan que la función de mantenimiento no comienza en el taller o instalación de trabajo sino en las etapas de planificación, proyección y ejecución de las inversiones de cualquier tipo que estas sean, debiendo estar sus fuerzas preparadas y entrenadas para el momento de la puesta en marcha y consolidarse durante la explotación.
En nuestro caso y en primer lugar, hay que cambiar el CONCEPTO de cómo analizar el Mantenimiento y como ubicarlo en el contexto de las demás funciones empresariales.
Este cambio “CONCEPTUAL” tiene que insertarse y consolidarse en nuestra “Cultura empresarial” como única vía para poder alcanzar los niveles de eficiencia y eficacia que necesitamos para el salto cualitativo y cuantitativo en nuestra producción material y en los servicios y que nos sitúen en los niveles de excelencia a que debemos aspirar.