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Certificación y Desempeño Laboral

En algunas corporaciones se hizo una reevaluación de la toma de riesgos y las funciones laborales y la rendición de cuentas enfrentó un severo escrutinio. Alineándose con estas tareas dignas de consideración, el equipo corporativo de confiabilidad en el mantenimiento (CMR) de un importante productor petrolero me pidió responder algunas preguntas muy interesantes. Ellos tenían la esperanza de que pudiera darles yo alguna perspectiva.

Para resumir el problema principal, a unos pocos miembros del equipo se les dio el título de “ingeniero en confiabilidad” mientras trabajaban en un segmento ascendente (exploración y producción) de la corporación. Una vez que fueron reasignados a ciertos segmentos corporativos descendentes (refinación y manufactura), se pudieron dar cuenta que la gerencia descendente consideraba el aseguramiento de la confiabilidad como simplemente una función de cualquier disciplina de la ingeniería y no como una disciplina independiente o con reconocimiento. Esto causó cierta perplejidad y algo de frustración a algunos de los miembros del equipo.

Como bien sabía el equipo de CMR, algunas pocas escuelas de ingeniería ofrecen planes de estudio de ingeniería en confiabilidad. Sin embargo, en los sectores descendentes de la industria, los ingenieros de la disciplina – conocidos también como peritos expertos en las fases posteriores de sus carreras – generalmente están enfocados hacia proyectos. Sólo de vez en cuando se les llama para proveer asistencia en su área particular de conocimiento. Esto sucede generalmente cuando hay fallas serias o cuando se necesita una solución profunda de problemas. Puntualizando: salvo cuando existen posiciones con títulos definidos en un segmento particular de la industria, rara vez es vista la confiabilidad como un tema de enfoque (excepto al darle seguimiento a las pérdidas de producción como un indicador de rezago); e incluso a veces los ingenieros de producción u operaciones realizan una enorme cantidad de trabajos en pequeños proyectos.

Esto entonces condujo a la primera de las dos preguntas directas planteadas por el equipo de CMR: ¿Es el ingeniero en confiabilidad una posición con título dentro del rubro de exploración y producción (E&P) en otros importantes productores/refinadores petroleros, o se encuentra esta función laboral igualmente perdida en lo que un ingeniero de disciplina o perito experto “pudiera” trabajar de medio tiempo o en su propia área de conocimiento?

La segunda pregunta tenía una vaga similitud, pero el equipo preguntaba si muchos de los otros productores/refinadores petroleros recomendaban o exigían certificación, tal como la del Profesional Certificado en Mantenimiento y Confiabilidad (CMRP, por sus siglas en inglés).

LAS RESPUESTAS INICIAN CON LAS DEFINICIONES

Intenté ser breve en mi “resumen de un corto resumen” de respuestas hacia las dos preguntas. Yo creo que las respuestas deben comenzar con definiciones:

La definición del mantenimiento es mantener el equipo en su estado tal como fue diseñado y tal como fue construido.

La definición de la ingeniería en confiabilidad es:

  1. Especificar los equipos y sistemas de manera de eliminar el mantenimiento por diseño;
  2. Definir si es factible evitar fallas mediante actualizaciones;
  3. Si la anterior fue “si”, definir si se justifica el costo de la actualización;
  4. Si la justificación de costos fue “si”, hacerse cargo de la planeación de la implementación;
  5. En todo momento inculcar una mentalidad de no tolerar fallas repetitivas porque las fallas repetitivas son indicativas de no haber encontrado la causa raíz del problema. El desconocer la causa raíz nos deja listos para la siguiente sorpresa. El siguiente incidente podría ser fatal

Tomando en cuenta estas definiciones, uno podría encontrar peritos expertos en tubería y tanques, maquinaria, instrumentación y controles, tecnología de soldadura, metalurgia, etc, dentro de las grandes empresas petroquímicas que son las mejores en su clase. En ocasiones, estos peritos expertos se ubican en los centros corporativos de una organización. En otros casos, el especialista en maquinaria pudiera estar ubicado y ser pagado por la subsidiaria “A”, pero pasa la mayor parte de su tiempo en asuntos que afectan a todas las subsidiarias. El especialista en tubería y tanques pudiera estar concentrado y recibir su salario de la subsidiaria “B”, pero invierte tiempo en y además comunica los temas que pueden afectar a todas las subsidiarias, etc.

En aquellas empresas que son las mejores en su clase, un perito experto pasa un gran porcentaje del tiempo (generalmente del 60% al 80%) en el análisis y prevención de fallas. La prevención de fallas implica un desarrollo y aplicación inteligente de las especificaciones, una determinación bien documentada de los eslabones débiles, y la actualización sistemática cuando existe una justificación de costos o cuando debe eliminarse un peligro para la seguridad.

Las empresas que son mejores en su clase atribuyen mucha valía a sus peritos expertos al grado de no cargarlos con involucramiento en el mantenimiento. Por deducción, el involucramiento de otros en las tareas de mantenimiento es más bien repetitivo y rutinario, por lo tanto se le otorga a los otros.

Siempre y cuando uno acepte e implemente las funciones laborales y tareas a lo largo de estas líneas, no hay necesidad de usar el título, “ingeniero en confiabilidad”. No obstante, quedaría implícito que cada uno de estos peritos expertos está realizando exactamente lo que esperaríamos de un ingeniero en confiabilidad. Así lo dirá su enunciado del papel laboral.

En mi experiencia, a los ingenieros en confiabilidad que se les permite estar completamente absortos en un departamento de mantenimiento terminan cediendo bajo las presiones del mantenimiento. Con mucha frecuencia, la obligación del mantenimiento es arreglar las cosas rápidamente. Hay muy poca probabilidad de que el ingeniero en confiabilidad inmerso en las tareas de mantenimiento estará protegido de las presiones de las reparaciones a toda prisa. Por el contrario, los profesionales de la confiabilidad con un enunciado claro de su papel laboral, un plan de capacitación claro y la firme resolución de saber desde muy temprano en la mañana cómo va a añadir valor a la organización, no permitirán ser ahogados por las exigencias de mantenimiento. La dirección corporativa apoyará la postura de los profesionales de la confiabilidad en todo este tema. Estos exitosos profesionales harán saber a todos que uno no puede resolver 20 problemas mayores de maquinaria diferentes en una semana de 40 horas. Muchos de los problemas del millón de dólares que exigen una resolución merecen la inversión de cientos de horas de un esfuerzo dedicado.

ATACANDO LOS ASUNTOS ORGANIZACIONALES

Esto nos lleva a los asuntos organizacionales. En una planta operativa, el experto en maquinaria se involucraría y se convertiría en el “dueño” de, digamos, las bombas de procesos que han fallado más de dos veces en un período calendario de 24 meses. Esto bajo la suposición de que el mantenimiento convencional ni ha descubierto ni ha curado la subyacente causa raíz de la falla. Un perito experto altamente motivado entiende bien la falacia de, por un lado, buscar comprar al que cotizó más bajo, y, por otro lado, esperar recibir equipo diseñado para mucho tiempo productivo.

Todavía más se supone que el papel del perito experto (mejora en la confiabilidad) quedó claramente definido en un perfil de puesto contundente y que el plan de capacitación del experto es como un contrato grabado en piedra. Tanto el perfil del puesto y el plan de capacitación representan un compromiso compartido. Con respecto al plan de capacitación, tanto la dirección como el empleado invertirán tiempo valiosísimo en capacitación dirigida y orientada a resultados. La plena implicación de este compromiso impide la típica reacción de la alta dirección de cancelar los entrenamientos cuando hay sobresaltos económicos

Sigue bajo el principio de que el tipo de perito experto comentado aquí es un individuo al que se está preparando como un profesional por parte de la dirección. Es allí donde la capacitación dirigida toma su verdadero significado. Como quiera que sea, nos estamos refiriendo claramente a “activos de personas” que son mucho más valiosos que los activos físicos. Hay muchos defectos en la noción misma de que uno pudiera contratar semejante individuo robándoselo a un contratista y esta noción puede ser refutada por la simple lógica y la información existente en el mercado.

Sentí la necesidad de felicitar a este equipo de CMR por la agudeza de sus dos preguntas y la astucia de sus propias observaciones. De acuerdo con mi experiencia, la nomenclatura de perito experto, ingeniero de la disciplina e ingenieros de la confiabilidad describen a esos mismos individuos. No obstante hubo una gran diferencia en quienes preguntaban dejando ver que sus expertos dedicaban la mayor parte de su tiempo al trabajo de proyectos. Mi postura – en base a mi experiencia – es que para ser digno de poder aportar a un proyecto, un perito experto debe tener conocimiento relacionado con la planta. Por lo tanto, no puede pasarse por alto la importancia de ubicar físicamente a este profesional en la planta “A”, “B”, etc. Un involucramiento de índole cercano a la presencia en planta sería una exposición frecuente e intensa a tareas de arranque de operaciones en localidades internacionales. Esto por supuesto es un lujo que muy pocas compañías petroquímicas pueden darse hoy en día.

Finalmente, unos pocos comentarios sobre la certificación como CMRP, o la membresía en la Sociedad de Profesionales del Mantenimiento y Confiabilidad (SMRP, por sus siglas en inglés). Veo esta búsqueda de certificación como las claras evidencias de un individuo buscando e invirtiendo tiempo para obtener una medida de reconocimiento. Es probable que se incremente el sentido de valía propia después de pasar por un examen de un día para una licencia como ingeniero profesional. Es digno de elogiarse cuando se emprende la búsqueda de una certificación. No obstante, la mera certificación no es digna de recompensa por sí sola. Lamentablemente, no creo que muchas de estas asociaciones de membresía sean exitosas (ni tampoco es lo que buscan) en la impartición del conocimiento profundo de la mejora de la confiabilidad que tanto se necesita. Como ejemplo: las plantas sedes de la mayoría de los CMRP’s tienen fallas repetitivas en las bombas y las plantas enteras están logrando algunos avances hacia la erradicación de estas fallas repetitivas. ¿Qué nos dice esto?

Resumiendo y tomando de lo anterior, podemos ver que la respuesta a la pregunta 1 es esencialmente un “no”, pero la tarea laboral relacionada con la confiabilidad en las mejores compañías se cubre de manera clara y efectivamente de otras maneras.

Al respecto de la pregunta 2, a un individuo se le debe recompensar sobre la base del desempeño y las aportaciones tangibles. Éstas deben discutirse durante evaluaciones periódicas del desempeño y la persona a quien se le está evaluando el desempeño debe enumerarlas en una hoja de papel. Durante la sesión anual de evaluación del desempeño, se volvería claro que un CMRP con certificación pero sin motivación vale mucho menos que un emprendedor auto motivado quien lee, forma sus redes, implementa y aplica, pero que no es miembro de SMRP ni tampoco ostenta una licencia estatal como ingeniero profesional.

Hace décadas, una de las empresas mejores en su clase retribuía cada año a sus ingenieros con dos cuotas de membresía en organizaciones profesionales. A cambio, la empresa esperaba que estos profesionales compartieran sus conocimientos mediante la comunicación y formación de redes. No era obligatorio ser miembro de nada, pero pronto se hizo evidente que, en promedio, se incrementaba el conocimiento acumulado por aquellos que asistían a las juntas locales de ciertas sociedades selectas de ingeniería. La sola asistencia a algunas reuniones y conferencias era conducente a la formación de redes en el sentido más puro de la expresión. Permitía al miembro poder llamar a compañeros miembros de algunas otras empresas en busca de consejo. Mucha de esta formación de redes produjo grandes retornos en la inversión.

Por último, en algunas de las mejores organizaciones de su clase, que dependían únicamente de los trasfondos educativos de sus empleados, estas iniciativas se descontinuaron de manera deliberada y clara al paso del tiempo. En una organización, cuando se contrataba a algún ingeniero con grado de maestría o doctorado, el avance inicial estaba basado en las curvas salariales para las personas con todos esos grados. No obstante, después de siete años con esta organización, todas las curvas salariales se fusionaron y el progreso se fundamentó en nada más que las calificaciones del desempeño. Creo que así es como debe hacerse a lo largo y ancho de la industria del procesamiento de hidrocarburos. Quizá sería un paso más hacia evitar los desastres.

Heinz P. Bloch es ingeniero practicante y asociado de por vida de la ASME con más de 50 años de experiencia en ingeniería. Se dedica al asesoramiento de plantas de procesamiento en reducción de costos del mantenimiento y problemas de actualización en la confiabilidad. De sus 18 libros de texto sobre temas del mejoramiento de la confiabilidad, 12 siguen publicándose y actualizándose periódicamente. Sus libros más recientes sobre “Sabiduría en Bombas” y “Compresores: Cómo Alcanzar Alta Confiabilidad y Disponibilidad” fueron publicados en 2011 y 2012, respectivamente.

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